Días de calimocho y rosas.

Echo de menos los sueños vírgenes de los cánticos de calimocho, las exaltaciones de fidelidad revolucionaria con pose de realismo. El tener los píes en la tierra(en la del parque entre humo de porros) era intuición. El arañar un poco la vida, aún por encima, da una visión más clara. Se nota en la irritación (gesto duro, que no amargado). Las energías de esos tiempos no han desaparecido, fluyen menos en bravuconadas y exabruptos al sol, y se centran en los archipiélagos de momentos esperanzadores semana a semana. En un comentario, un gesto justo, unas líneas que te han leído el pensamiento…Y siempre con una pizca de humor para que no nos venza la deseperanza.