Enfermo Social.

Voy a recuperar un texto que escribí cuando Eltránsito nacía(acaso el segundo) y que por razones del azar ya no se encuentra en la página.

Enfermo Social.

Me llamo Luis y soy un resentido social (como Javier Ortiz), un damnificado de mi empeño en enterarme de lo que sucede alrededor, un enervado compulsivo, irremediablemente circunspecto, aunque me empeñe en reír porque una carcajada es lo que más le duele al enemigo.

Así podría empezar una presentación para una terapia de grupo que tratase de curar el síndrome de “Esquizofrenia Mundial Interiorizada”. Yo lo padezco. Se trata de una afección peligrosa que sobreviene cuado un individuo hace suya la inmundicia mundial (esto es, un mundo sin mundo), y sus síntomas lo definen bien: estar bien jodido y hervirte la sangre a rabiar. A menudo sucede que los que tenemos este mal no nos damos cuenta cuan grave es. Frecuentemente la gente nos mira con desprecio, nuestras opiniones les producen risa o indignación (o somos unos ilusos o somos terroristas en potencia). Pero es bien conocido por todo el mundo que este síndrome tiene la misma cura que la gripe: tiempo, y los mismos que se ríen o se indignan luego se apiadan, “aún eres joven, ya cambiaras tus ideas”. Es cierto que todavía soy joven pero hace más de diez años que escucho esta receta y lo mío va a peor. Creo que en cualquier caso estos médicos no curan a la gente, los anestesian para que jueguen infiltrados. La OMS no se ha pronunciado.

Reconozco que algunas mañanas me levanto con el ánimo de hacer volar el Teatro Real, aquí en Madrid, ese edificio tan simbólico de la cultura de élites. A medida que mojo las galletas en la leche pienso que el solar iba a quedar sembrado de chicos del conservatorio y melómanos hipotecados. Vaya, ya ni la ópera es lo que era. Esa es nuestra impotencia (segunda característica importante de la sintomatología), el ser tan pocos y estar tan mal considerados, no como los del “Síndrome de Indiferencia Adquirido”…

En ocasiones mis familiares me han sorprendido discutiendo acaloradamente con la radio o el televisor. Sí, ya se que los monigotes del aparato no me oyen (y aunque me pudieran oír no me escucharían), pero es que a veces sueltan unas perlas…Y lo peor es que se quedan tan anchos que a mi me dejan a cuadros y sujetándome la mandíbula. Si no fuera masoquista ya habría atentado contra la tele, eso si encapuchado, no me vayan a procesar Garzón o la Campos.

En un ejercicio de memoria estadística me pregunto lo siguiente: en las ocasiones en las que has tenido conocimiento sobre cualquier cosa tratada por los medios de comunicación ¿en qué medida han reflejado estos la realidad en la manera como tu y los que te rodeaban la percibíais? No podría dar una cifra exacta, claro está, pero tendería a cero. Categóricamente. O mienten ellos o yo estoy loco, y creo que va a ser lo último.

Y voy a tener que andarme con más cuidado, porque muchas noches salgo a tomar unas copas con los colegas y tengo fuertes ataques( no son recaídas, nunca me he curado). Claro que mis amigos ya me conocen y saben que no soy agresivo, e incluso algunos comparten conmigo la “ Esquizofrenia Mundial Interiorizada”, pero no todo el mundo lo sabe y mucho menos la autoridad. Yo comprendo que se aísle a los locos si son peligrosos, así que si me escucharan enzarzado en una de estas conversaciones nocturnas me podrían detener, y nada me irrita más que los empujones de soberbia vestidos de uniforme. Más que las batas blancas. La cordura es la “democracia”(su democracia), y la locura es lo que está fuera del sistema(mi democracia).

Si no me asiste la madurez me veo discutiendo con la radio a los cuarenta, y quizás una mañana decida que sí voy a intentar por fin lo del Teatro Real, o quizás un magnicidio (más bien tiranicidio). Ni me imagino con barba de vacaciones en Cuba, una semana en el Meliá y otra con unos compañeros de La Habana, ni me imagino un domingo yendo a votar con la familia. Me imagino en una terapia de “enfermos” que se constituya en asamblea y decida atentar contra el televisor. Y que le jodan a Garzón.