Ciencia Ciudadana y bibliotecas

La ciencia ciudadana es aquella en la que los ciudadanos colaboran con los científicos. Suele contemplar algunos principios, aunque no siempre juntos:

Co-diseño: el público participa de la formulación de las preguntas que motivan la investigación, e incluso de métodos de investigación.

Crowdsourcing: la influencia de la multitud para crear, analizar y recopilar conjuntos de datos. Por ejemplo meteorológicos, de geolocalización a través de los móviles o de ornitología, con tomas de datos de voluntarios.

Hay ejemplos interesantes como el programa de la NASA de proyectos de ciencia ciudadana u otros.

 La UNESCO, en su Recomendación sobre ciencia abierta, la relaciona de forma directa con la democratización del conocimiento. y una de las prioridades políticas del renovado Espacio Europeo de Investigación es mejorar la interacción entre el sistema de investigación y la sociedad en general. En el Pacto de Investigación e Innovación en Europa, adoptado por el Consejo de la Unión Europea en noviembre de 2021, se estableció la responsabilidad social como uno de sus principios fundamentales.

En el pasado, el programa Ciencia con y para la Sociedad, desarrollado en el marco de Horizonte 2020 (25 proyectos recibieron 65 millones EUR.)

Horizonte Europa avanza en que da prioridad al codiseño y la cocreación de los proyectos. Con convocarorias específicas (WIDERA). Algunos ejemplos financiados en el último programa marco serían:

GRECO, dedicado a la energía solar. Se organizaron actividades con más de un centenar de partes interesadas del ámbito de la energía fotovoltaica—como instaladores, fabricantes, grupos de consumidores y responsables políticos— para identificar prioridades de investigación.

A veces los ciudadanos proporcionan los datos de investigación. Por ejemplo, WeCount, se involucró a los ciudadanos en la recopilación de datos de tráfico con vistas a dar forma a nuevas políticas de transporte.

La biblioteca como espacio es un entorno idóneo para llevar a cabo estos encuentros ciudadanos –bajo el paradigma Space a a service– y las de investigación tienen ya cerca a los investigadores.

Scistarter, la mayor plataforma de ciencia ciudadana en el mundo puso en marcha el programa Las bibliotecas como centros comunitarios para la ciencia ciudadana, apoyado por la Universidad de Arizona. En España encontramos, dentro del programa el programa BiblioLab de la Red de Bibliotecas Municipales de la Diputación de Barcelona, Ciencia ciudadana en acción, dirigido por el grupo de investigación Open Systems de la Universidad de Barcelona, e integrado por profesionales de veintiséis bibliotecas que han creado una plataforma de recomendación de proyectos de ciencia ciudadana.

En las bibliotecas universitarias contamos con las herramientas de apoyo a la investigación (formatos, metadatos, publicación de resultados, asesoramiento en PI), que son igualmente necesarios para una investigación de ciencia ciudadana.

Para ello, un aspecto fundamental es el nivel de involucración de todos los actores, especialmente ciudadanos en todo el proceso de investigación. Escalas como la de Haklay (2013) ilustran este fenómeno, en el que se intenta buscar una participación lo más próxima al nivel 4 (Extreme citizen science).

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