Denominador común.

Asistimos últimamente a un recrudecimiento de la ofensiva racista de los medios. La seguridad se ha convertido en la obsesión de la paranoica oligarquía gobernante mundial y nos convierten en gallinitas asustadizas para reafirmar sus acciones más viles, igual da en otros países o dentro de cada frontera. Nos meten a tobas en el caparazón porque ahí no molestamos la libertad de acción de sus manos manchadas.

Todos los días aparecen episodios de violencia en los telediarios: un ciudadano de origen “marroquí mató ayer…”; “un súbdito colombiano ha apuñalado esta mañana…” Poco importa si el agresor es manchego o de Horche sin embargo. Se alimenta la idea de que los inmigrantes vienen aquí a delinquir, se habla de que las cárceles están llenas de extranjeros. Por algo será. Se trata de un argumento perverso porque el denominador común de los habitantes de la cárcel no es en absoluto el ser extranjero, es el ser pobre, de Marruecos, Colombia u Horche, pero pobres.