Nota: Este artículo sale publicado unos días despúes de ser escrito. Puede parecer escrito en un tono más dramático y solemne de lo que acostumbro, pero he decidido dejarlo así porque me parece que para quien me conozca capta bien el estado entre tristeza y resentimiento social que me ha inundado estos días, más que por los hechos en sí del conflicto de los Controladores por lo que supone de escenificación definitiva de un nuevo orden que no encuentra freno en nosotros.
Escribo estas líneas desde la tranquilidad de mi salón. Es de 6 de Diciembre, Dia de la Constitución en España, meridiano de puente, tarde de domingo ociosa y el primer Estado de Alarma que se ha producido en este país desde la muerte de Franco. Un Estado de Alarma que uno siempre imaginó en circunstancias bien distintas a las de una ociosa tarde de domingo, que uno hubiera podido aprehender mejor un día como el 11 de Marzo de 2004. El espacio aéreo de mi país está militarizado también, por cierto y yo escribo desde mi sillón, con mi niña de tres meses mirándome a unos metros, más preocupado por que crezca en ociosas tardes de domingo (lo repito conscientemente) señaladas por el BOE que en un sitio de calles vivas con altercados. Llevo unos días muy malos.
Para lo que me ocupa la cabeza el conflicto laboral de los controladores aéreos es lo de menos, voy a empezar por él, claro, porque es necesario para situar el alcance de causas y efectos, pero de lo que se trata es de buscar un marco más amplio, de, plagiando al gran historiador Braudel, encontrar el tiempo corto, medio y largo.
Los acontecimientos
El viernes día 3 nos enteramos por un bombardeo de avances informativos de que los aeropuerto españoles estaban parados. Excepto en Andalucía el cielo se había vaciado de aviones y en las mal llamadas redes sociales, televisiones y bares un grito ensordecedor de condenas sin frases subordinadas colapsó el discurso: los controladores aéreos eran – son – unos hijos de puta, una panda de egoístas millonarios que habían elegido una vez más un puente para jodernos a todos.
Personalmente una serie de asuntos me pusieron en jaque: un colectivo que tiene mucho que perder en rebelión, aparentemente impulsiva y casi unánime; el sindicato mayoritario pidiendo en público la vuelta a las torres; un colectivo que por otra parte no ha incluido las reivindicaciones económicas entre sus peticiones en los últimos tiempos pese a haber visto rebajados sus ingresos en un 40 % en un año; el conocimiento de la obsesión pública de Pepe Blanco; el anuncio de privatización de AENA…Algo olía a podrido en Dinamarca y a arranque de dignidad (o rabia) en el asunto.
Es complicado encontrar información de calidad, sólo imágenes de viajeros enojados y promesas de mano dura. Se llega a la noticia de que el gobierno ha aprobado por decretazo una nueva variación de las condiciones laborales del colectivo, y van cuatro por la misma vía en un año. En este tiempo han pasado de trabajar 1200 horas anuales a 1670 y se han prohibido las horas extras, culpables de esos desmanes salariales que no pararon de salir en los medios. Esto sucedió hacia febrero, ante una amenaza de huelga que no llegó a producirse que acaparó toda la atención que no recibió la huelga de autobuses, el transporte colectivo en el que se hacen más desplazamientos en este país, aunque ninguno para hacer negocios. Entonces Pepe Blanco prometió además aumentar la plantilla de controladores y que el ahorro repercutiría en las tasas (con ello en el precio de los billetes) ante el aplauso general de la concurrencia. Ninguna de las dos cosas ha sucedido por supuesto.
Recientemente los controladores – que se han quejado sin mucho foco desde entonces de que la insuficiencia de la plantilla ha desembocado en una locura de turnos y días seguidos de trabajo – han avisado de que muchos de ellos están llegando al número máximo de horas anuales ¿respuesta? El consabido decretazo que palía la situación por la vía rápida: las horas sindicales, permisos, bajas por enfermedad, imaginarias (horas de guardia a disposición de la empresa), chequeos médicos (vitales y frecuentes en la profesión) o cualquier hora no directamente de control como por ejemplo de supervisión, no se contabilizaría a efectos de la jornada anual. Vamos un atropello de la legislación laboral sin parangón para volver a llenar la saca de las horas disponibles.
El gobierno ha anunciado el Estado de Alarma y corro anodadado a la Constitución:
El Gobierno, en uso de las facultades que le otorga el artículo 116.2 de la Constitución podrá declarar el Estado de Alarma, en todo o parte del territorio nacional, cuando se produzca alguna de las siguientes alteraciones graves de la normalidad:
a.Catástrofes, calamidades o desgracias públicas, tales como terremotos, inundaciones, incendios urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud.
b.Crisis sanitarias, tales como epidemias y situaciones de contaminación graves.
c.Paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad, cuando no se garantice lo dispuesto en los artículos 28.2 y 37.2 de la Constitución, y concurra alguna de las demás circunstancias o situaciones contenidas en este artículo.
d.Situaciones de desabastecimiento de productos de primera necesidad
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…y no encuentro legitimación para este Estado de Alarma, en el apartado C añade “y concurra alguna de las demás circunstancias o situaciones contenidas en este artículo”, invalidando la cláusula que más se ha esgrimido en los medios.
Los controladores tras volver al trabajo, algunos encañonados, han dicho que se han equivocado en las formas, y es posible, aunque cabe preguntarse qué alternativa le quedaba a un colectivo que de facto tiene prohibida la huelga (la pasada huelga general tuvieron unos servicios mínimos del 100%) y sobre todo, si no se les ha tensionado a propósito para darles la puntilla con un decreto el mismo viernes del puente que sospechosamente incluía la posibilidad de militarización.
Si de algo se puede acusar con tranquilidad al colectivo de controladores aéreos ( además de caer en la trampa del gobierno) es de no haber sabido contrarrestar la propaganda informativa, supongo que dando la batalla por perdida ante el aluvión mediático y la inquina generalizada del personal. Una estrategia – o mejor dicho falta de ella – que les ha salido muy cara. La prueba: los cientos de mensajes de apoyo que se cuelan entre los habituales insultos en los comentarios de una de las pocas controladoras que se ha tirado al monte de la red para explicar su visión del conflicto. Por supuesto el blog ha resultado ser una plataforma mucho más adecuada para adecuada que twitter para estirar el cuello ante el rodillo vociferante de caracteres como veremos más adelante.
Una fecha tótem
Algunas cosas han cambiado de 2004 a esta parte, la deriva autoritaria europea – y de España por añadidura – ha ido sembrando un camino de recortes de derechos sociales y económicos : el cerco crecientemente axfisiante a las migraciones y los centros de internamiento para emigrantes, los continuos envites a internet y a la privacidad de las telecomunicaciones , el reinado de la propiedad intelectual, el debilitamiento de la legislación laboral….Parecía que sólo la crisis podía torcer el proceso degenerativo que venía dándose desde el fin de la bipolaridad mundial y el Estado de Bienestar, se escucharon cantos de sirena sobre refundar el capitalismo …y es el capitalismo el que nos ha refundado a nosotros por imposiciones del capital financiero.
El capitalismo más agresivo ha perdido atisbo de cualquier complejo y los Estados nación se han enquistado en su papel de brazo armado del mismo. Si cualquier alternativa al capitalismo está más lejos que nunca, no lo están menos sus versiones más amables que prometían la disipación de rentas. Si en la Era de la Informacion y de las redes el mundo de los Estados nación está muriendo lo está haciendo de manera sangrienta y dilatada. El cambio de contrato social se está consumando manu militari: un golpe de estado social gradual.
¿Y en España? Aquí hemos asistido estos días de atrás a la escenificación sin complejos del cambio de contrato social. Sin complejos porque la jugada estaba perfectamente preparada, como un guión tópico, para establecer unas nuevas bases de la relación gobierno – ciudadanía. En miras cortas se prepara la transición pacífica, sin conflicividad laboral, de empresas públicas a manos privadas (de momento ya se han cancelado las movilizaciones previstas por otros colectivos de aviación), en miras medias se da un mensaje claro a cualquier agente respondón. Un mensaje para el que el gobierno ha elegido astutamente al perfecto chivo expiatorio.
Poniendo el límite de las garantías constitucionales en las vacaciones se ha creado un peligroso precedente que supone un cambio de paradigma que se ha producido jaleado por una buena base social que rubrica que el gobierno se de por enterado de la firma del nuevo contrato. Con la consagración de la producividad como derecho fundamental ya no hay legalidad que nos proteja cuando el gobierno invoque la razón de Estado, lo ha dicho Rubalcaba, “nadie le echa un pulso al Estado y sale airoso”. Si la Sociedad de Control ya operaba entre nosotros, entramos en tiempos de formas mucho menos sutiles, tiempos de totalitarismo estatal. De momento el listón del Estado de alarma ha quedado donde ha quedado.
Evidentemente el golpe al viejo orden no se ha fraguado en un fin de semana, ni de ayer para mañana, se está produciendo de manera gradual, pero lo de este fin de semana ha supuesto un rito de paso, un puntal para el pensamiento simbólico, lo que será posiblemente una fecha totémica.
140 caracteres también nos hacen totalitarios
Los medios de comunicación de masas juegan un papel importante en el proceso de descomposición defensiva. Si sus líneas editoriales las dictan los consejos de dirección su modelo de negocio y posición de influencia dependen de la centralizacion de la red. Ante la reducción de nodos y el declive del discurso público ellos pueden volver a agitar orgullosos su monopolio. Por eso nos han vendido twitter como regalan mantelerías.
Y es que sa falta de reflexión nos hace totalitarios, los eslóganes simplifican el pensamiento, el modelo haiku nos reduce a estetas en busca de la continua boutade, el torrente de palabrería nos hace gritar más alto…sencillamente twitter no está diseñado para la reflexión y la información (que se nos vende como su principal uso) sino para la conversación asíncrona, para la charla sencilla.
Es la cultura de la adhesión frente a la de la deliberación ejemplificada en los blogs. Y no debe ser casual entonces el embite de los últimos tiempos desde los medios de comunicación en pos de encumbrar facebook y twitter y dar por muertos los blogs. Aunque los datos demuestren que no sea verdad ni que con twitter se organicen revoluciones, ni que los blogs estén en retroceso.
En un analisis marxista los cambios de superestructura ( podríamos decir status quo) dependen del cambio de infraestructura. Desde luego que la sociedad red es la gran amenaza de nuestra sociedad de estados nación, desde luego que la estructura distribuida de internet es la amenaza de los grandes grupos mediáticos, desde luego que el medio determina el mensaje. Y de la infraestructura que proporciona a la ciudadanía twitter – 140 caracteres – ya hemos hablado un poco más arriba.
Lo sucedido este fin de semana fotografía a la perfección la situación: twitter como un tubo de gritos en los que bajo el hashtag #controladores se sucedían a velocidad de vértigo simplezas, medias verdades, retuiteos de aspavientos… Si entre toda la morralla alguien fue capaz de sintetizar un argumento medianamente complejo quedó sepultado y el único uso útil fue el de pasarse algún enlace interesante.
De manera significativa varias webs de periódicos situaban en portada una ventana al famoso hashtag con poco peligro de que allí aparecieran las versiones del conflicto que de manera unánime los medios nos han negado y que sólo hemos encontrado en algunos blogs.
Para acabar…
No pretendo nada más con este artículo que recordarme a mi mismo – y quizá a mi hija – dentro de unos años, cuando la Historia esté escrita, como viví el primer Estado de Alarma de la democracia española. Cuales fueron mis pensamientos y, espero, reírme de lo que en estos días consideré una fecha tótem, no porque los acontecimientos la hayan dejado pequeña sino porque mis temores sobre un largo devenir totalitario del Estado en descomposición hayan resultado erróneos. Juro que nunca diré con satisfacción un “os lo dije”