A algunos días de la celebración del 75 aniversario del comienzo de la Segunda República española a uno le da la sensación de que se está escribiendo más acerca de su final que de su principio (que al fin y al cabo es lo que la onomástica dicta conmemorar). La República supone un periodo de años muy pequeño con una cesura histórica a cada lado (quizá sería mejor decir “envolviéndola” pero lo dejaremos así). La experiencia republicana rompe con al España primoriverista que quiere volver a ser la de la Restauración (de una manera o de otra régimen de los Borbones), y con la República rompe el Franquismo, que era ya otra cosa diferente de la conservadora sociedad alfonsina. El impacto de la guerra nos hace volver una y otra vez sobre el final del periodo, pero el inicio también tiene su miga.
Si jugamos un poco a la Historia Comparada podemos darnos cuenta de que los años en los que se estaba gestando doña República tienen varios puntos de conexión con los años en la que la Transición nos habría de traer a doña Democracia (?)
Tras el fiasco de Primo de Rivera Alfonso XIII, que había colaborado con el dictador, intentó forzar la vuelta al canovismo, con los gobiernos primero de Berenguer y luego de Aznar. El primero de los intentos con los partidos tradicionales (liberal y conservador), cuando le quedó más remedio intentando una concentración nacional en la que tenían cabida hasta los críticos con la monarquía.
¿Les suena de algo? A mi me recuerda a un rey de la misma familia intentando mantenerse en su cargo tras el ocaso del dictador, con el que había colaborado también. Le recuerdo nombrando un gobierno de tintes autoritarios (gobierno Arias) y traicionándolo para buscar la “concentración” que le garantizase seguir en su poltrona púrpura.
Al abuelo Alfonso se le volvieron en contra hasta los suyos (pensemos en monárquicos como Ossorio, Sánchez Guerra o Alcalá Zamora), y en el intento de recuperar apoyos los defensores de la dictadura (Calvo Sotelo, Ramiro de Maeztu o José Antonio Primo de Rivera), le dedicaron sus mejores gruñidos. Lo mismito que con el franquismo.
Otro asunto en común de los dos periodos es la visión que de ambos tenemos como de un escenario para la política de salón, de personalidades conspirando, bien sean los Azaña, Marcelino Domingo o Alcalá Zamora, bien sean los Suárez, Guerra o Gutiérrez Mellado. Se trata de momentos de gran agudización de la movilización social, como muestran las tasas de actividad huelguística, y lo mismo sucede con la movilización estudiantil. Hacia 1930 la CNT, con Ángel Pestaña, recupera sus bríos, aplastados por la represión primoriverista; se producen enfrentamientos entre los estudiantes y la policía (lo que significó una vez más el cierre de la universidad); La huelga de noviembre del treinta, convocada por UGT y CNT, que cuesta el puesto al ministro de la Gobernación…El Comité ejecutivo que se había creado para coordinar un movimiento revolucionario, a estas alturas autoconstituido en gobierno provisional, tenía en el recurso a la huelga general su principal arma y argumento. Sin embargo la influencia de la lucha popular es un factor sin reconocer en el imaginario colectivo y apenas estudiado, como una vez más sucede con al Transición, etapa que supone un importante repunte de la movilización ¿Quién se acuerda de que en Sabadell no pudo entrar la policía en seis días?
Las similitudes entre ambos momentos son múltiples y podríamos ocupar muchas más líneas analizándolas. Podríamos referirnos a la aparición de grupos paramilitares de extrema derecha (por ejemplo Legionarios de España en los treinta, Legionarios de Cristo Rey en los setenta), o hablar de los debates internos en los partidos de izquierda, debatiéndose entre aceptar el posibilismo parlamentario o seguir fieles a la vía revolucionaria…Podríamos, pues seguir buscando parecido razonables, pero también es importante definir las diferencias, y una abulta bastante más que cualquier otra que se nos pudiera ocurrir nombrar: los hombres del 31 escogieron ruptura frente a transición.
En las elecciones del 12 de Abril los monárquicos, merced de las prácticas caciquiles hondamente enraizadas en la España rural, obtuvieron bastantes más concejales que los republicanos, sin embargo los antimonárquicos triunfaron en 41 de las 50 capitales de provincia, lo que dejaba en evidencia lo corrupto del sistema. Aún intentaron el rey y Romanones una vez más incidir en la táctica de la “transición”, con la que llevaban meses, pero los republicanos, con Alcalá Zamora como portavoz (católico y de derecha, no lo olvidemos) exigieron el poder de inmediato. Se había producido la ruptura, lo que determinaría muchas cosas, como a nosotros nos ha determinado que en nuestra historia reciente triunfara la transición. Es indiscutible que se abrieron ciertas vías de transformación social más profundas que aquí tras la Transición, donde los cambios han venido más por la plena integración de España en el contexto de la Europa comunitaria que por políticas nacionales. Otra cosa es que ciertos sectores no estuvieran dispuestos a perder sus prebendas…
El 14 de Abril se proclamó la República, primero en Eibar y después en Madrid. Ese día pudo salir del calabozo mi abuelo, que en un ataque de euforia la había proclamado por su cuenta y riesgo uno días antes, arrojando por la ventana del instituto del que era director la fotografía de Alfonso XIII.
La historia de las españas en la primera mitad del siglo XX es tan convulsa que casi no hay por dónde empezar. En tiempos ya de la república creo que una de las principales diferencias con la época actual es la cantidad de partidos políticos que había, los sindicatos eran mucho más activos que ahora y había varios periódicos que servían como medio de comunicación y difusión de las ideas de cada grupo.
Sin ambajes, había un espectro político más amplio y mayores diferencias ideológicas entre ellos. Algo que tristemente se ha perdido y cuesta mucho ya saber si algunos partidos tienen ideología o de facto existe un partido único.
El comienzo de la II República fue para muchos el inicio de un período en el que esperaban tener una vida mejor, digna, justa, igualitaria y como reza el título preliminar de la Constitución firmada el 9 de diciembra de 1931: España es una república de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y de justicia.
Y muy importante en ese momento y que en la actual constitución no se deja claro: El estado no tiene religión oficial
Española es con Ñ.
El comienzo de la segunda republica seria para muchos el inicio de un periodo en el que esperaban una vida mejor, justa y todo lo sea, pero ya pudieron esperar sentados, porque esperasen lo que esperasen lo cierto es que fue una etapa de inestabilidad, y empobrecimiento para todos lo que esperaban algo mejor y la oportunidad de enriquecerse para aquellos que estaban en las izquierdas, que como todo el mundo sabe son las unicas que si ganan las elecciones lo han hecho legitima y democraticamente…
Tambien fue un regimen contra el que se podia conspirar pero solo si esperabas organizar despues un estado marxista o anarquista o si estabas en el gobierno, y en el que si habia jaleo podias matar…
FE DE erratas: donde pone para todos los que estaban en las izquierdas debe poner: para los que estaban en el gobierno si era de izquierdas
al fin y al cabo los campesinos tampoco lograron nada ni de izquierdas ni de derechas, y los gobiernos de derechas , si ganaban eran trampa…