Vivimos tiempos de autoritarismo contagioso. El foco está en el estado, se propaga por los medios de comunicación y prende en la ¿ciudadanía? ¿o la vía es otra? Igual da. En los últimos días hemos vivido el despido de Vigalondo de El País por hacer una parodia del holocausto (fuera del curro), ahora me llega también noticia de que no se emite un vídeoclip de Eric Fuentes en el que salen unos encapuchados tras una mesa.
No nos engañemos, los medios de comunicación son empresas privadas que –siempre de forma acorde con la legislación, eso sí- pueden elegir con quien cuentan, qué cuentan y cómo lo cuentan. Pero tiene una segunda parte, esto mismo tiene que ponernos en alerta de que precisamente porque son empresas privadas sujetas a unos intereses debemos alejarnos del mito del buen periodismo independiente. Es absurdo querer reformar los medios, sale más a cuenta darles la espalda.