Agua.

La canalización del agua está en el origen de las primeras civilizaciones entre el Tigres y el Eúfrates. Ahora, algunos miles de años después, en los núcleos de decisión y de definición dogmática del capitalismo (en el FMI, en el Foro Social de Florencia, en la OMC…) se habla de la privatización del agua para una mejor administración “hachedososa”. Es desde luego muy, muy lógico desde el punto de vista capitalista. Los bienes de aprovechamiento común se han ido progresivamente concentrando en un puñado de manos, así sucedió con los terrenos “de propios y comunes” de etapas preindustriales. Muy lógico también desde el punto de vista capitalista por el “modus operandi”:hacer un bien abundante escaso y cuando se convierte en valioso comerciar con él. De esta manera las mismas manos que han ensuciado y sobrexplotado las aguas son las que, en nombre de una gestión más eficaz que la pública, se enriquecerán. Siempre sucede igual. He leído que grandes empresas transnacionales, como Coca-Cola o Nestlé, se han lanzado a la compra de manantiales de agua en países tercermundistas. La guerra no ha hecho más que empezar, que tiemblen los gaznates de los de siempre.