Finales felices.

Me encuentro en un momento en el que me apetecen los finales felices en las películas. En otros momentos de mi vida no ha sido así pero estoy en esas del cine como evasión, como la protagonista de La Rosa Púrpura del Cairo. En los tiempos de la depresión del 29 los cines se llenaban de hordas de gente con la esperanza desheredada, y proliferaban las películas de aventuras tipo King-Kong, de colores limpios que permitían escapar a la carrera de la suciedad y los tonos grises del piso real.

Lo de la peli de ayer fue de coña.Normalmente no he votado por considerar que expresaba así mi disconformidad con el sistema pero en esta ocasión acudí, como decía un compañera de una lista de correo, tapándome la nariz, y voté por IU, pero mi festejo hubiera sido porque perdiera el PP no porque ganara el PSOE, algo que debe tener
que ver con mi condición de seguidor del Atlético de Madrid.

Asistí alucinado a la maniobra evidente del recuento manejado y pensé
en principio que el asunto sólo tenía que ver con la condición de
malas personas de Carlos Mayor Oreja y sus compañeros, no le
encontraba otra explicación. De repente el guión se clarificaba en su
parte final, era Ruiz Gallardón quien salía a dar las noticias
definitivas del escrutinio casi definitivo, conexión directa con
Telemadrid, en la parte de abajo de la pantalla no paraba de pasar
sobreimpresa la última información, aún adversa para el PP, las
banderas de España ya están ondeando eufóricas en Génova (a pesar de
que con un 92% escrutado siguen por detrás de la coalición PSOE-IU).
Ya estaba era evidente, todo estaba orquestado para la mayor gloria
del inmenso ego del hasta ahora alcalde-presidente, que daría la
noticia (no sin un preámbulo de incertidumbre y falsa modestia). El
final del guión era demasiado evidente y yo estaba jodido, no porque quisiera que ganara Simancas sino por la sensación de recochineo de estos tíos, que nos van a gobernar cuatro años más ¡también a los millones de personas de los que se han recochineado ayer noche con toda la mala fe del mundo! Que final más desasosegante, incluso si no hubiera ido a votar, este mal guión me habría agriado la noche, que panda de hijos de puta nos gobiernan.