Escribo esto unas tres horas antes de que empiecen los últimos partidos de la liga de fútbol, algo menos de cinco de que el Madrid gane la liga supongo. En mi opinión el deporte debería ser siempre amateur, no un emporio comercial de la imagen. El fútbol, único deporte triunfante de la selección natural mediática, es una especie de lotería lúdica y empática. Me explico. De igual manera que los juegos de azar constituyen una ilusión de ascenso social, de escapada houdiniana de los guiones tristes de la vida, el fútbol nos sirve de alegría cotidiana, de identificación con el triunfo y de disfrute de un premio que ni siquiera nos toca a nosotros más que místicamente. Nos alegramos por empatía con el grupo.
En una sociedad con justicia social los niños brasileños soñarían con ser médicos o arquitectos y jugarían al fútbol para divertirse, de igual manera que acudiríamos a los juegos de azar por la emoción, no por la esperanza inconfesable de comprar las ilusiones perdidas. Esto es una demostración más de las mentiras del capitalismo (heredada se su siamés liberalismo), la afirmación de movilidad social. Hay miles de razones por las que el desclasarse es dificilísimo, sin embargo a diario no bombardean con las excepciones para tratarnos de convencer de que es posible, de que con mucho trabajo además de ascender en la carrera por la úlcera ascenderemos socialmente.
Esta noche previsiblemente la ciudad será tomada por algunos sectores de la ciudadanía (bien sea Madrid bien sea San Sebastián), las fuerzas de orden público vigilarán para que todo transcurra por los cauces de la “normalidad”. Los incidentes que seguro habrá tendrán que ver con las iras enfrentadas de dos tipos de fanatismo, el de los ultras forofones y el de la profesión más indigna de la clase trabajadora(los antidisturbios), pero no habrá consignas de arriba para cargar como en las manifestaciones “contestatarias” porque este tipo de movilización popular, a pesar de latigazos incontrolables de las masas, tiene que ver precisamente con aquello que echa redes sobre la subversión de la auténtica movilización libre, por mucho que suene manido.
En un rato me voy a duchar para ir al bar a ver el patrtido con unos amigos. Está claro que soy de natural masoca porque soy del Atleti y con toda seguridad esta noche el Madrid cantará el alirón pero intentaré verlo con la distancia de si fuera un juego amateur, sin más alegría o tristeza que la posibilidad de chinchar sanamente a mis colegas. O que pensaban ¿que era un sesudo izquierdista antifutbol?