Este es un año raro. Ya lo sabéis. La extrañeza de 2020 incluye pasar una semana en el pueblo de S., mi pareja, sin estar de vacaciones. En años anteriores, los niños se quedaban con sus abuelos una semana (es una de las citas más esperadas por ellos cada temporada) y, al final, hacíasmo coincidir su recogida con quedarnos allí un fin de semana largo. Este año, vacaciones con abuelos es una mala combinación, sin embargo, hemos podido venir una semana (de momento) a trabajar al pueblo, donde hemos coincido con los abuelos y con otros habituales de nuestras visitas a Los Navalmorales (Toledo, en la Comarca de la Jara).
Este es un tiempo raro que nos ha llevado a lugares poco habituales. Hablando con F. acerca de su empeño, junto con un grupo de vecinos del lugar, en armar un museo etnográfico en el viejo silo del pueblo, se me iba abonando la curiosidad por un lugar que siempre he visitado con demasiada rapidez, lo que me ha llevado a toparme con un pequeño episodio de la historia local. Os dejo un comentario breve del mismo.
El día 13 de diciembre de 1908 estalló en Los Navalmorales un motín antifiscal contra los recaudadores de cédulas personales. El día 15 encontramos la noticia en el periódico republicano El País, que titula Dos muertos y un herido, con la entradilla Motín por las cédulas. La nota de esta cabecera explica que, por motivo de la recaudación de las cédulas personales, cundió el descontento en el pueblo y se organizó una manifestación, en la que destacaba especialmente la presencia de mujeres, que se hicieron “dueñas de la plaza”. Según la noticia, no se tenían más detalles de lo ocurrido más que el conocimiento del hecho de que la Guardia Civil, que acudió a sofocar la protesta, disparó, matando a los vecinos Daniel Aguado y Manuel Gómez Recuero, e hiriendo de gravead a Santiaga García, esposa de Aguado.
Según algunas cabeceras (El Imparcial, El Día de Madrid, La Correspondencia Militar), que reproducen una misma nota el 21 de diciembre , fue “muy elogiada la conducta del párroco D. Pascual Bascuñana, del alcalde y de cuantas de personas procuraron calmar las exaltadas protestas de los revoltosos”. No obstante, estas mismas cabeceras dicen que el motivo del motín fue “la desdichada situación de la clase trabajadora en dicho pueblo, en el cual son tan reducidos los jornales, que los pequeños contribuyentes apenas pueden soportar los desproporcionados tributos que se les imponen».
La nota termina con el dato de que los guardias civiles del puesto de Los Navalmorales se hicieron con una recompensa por su “conducta heroica conteniendo la avalancha formidable de los amotinados”, a pesar de la «inevitable» muerte de dos individuos, además de otro herido gravemente.
Durante el régimen político de la Restauración (1875-1923) y sus sistema turnista, las prácticas caciquiles de nuestro mundo agrario se vieron institucionalizadas, situación que se dio de manera intensa en territorio castellano-manchego. Esto no quiere decir, como se ha supuesto con frecuencia, que el campesinado fuera política y socialmente pasivo, ni que reinara un clima de paz social, ajena al conflicto. Las relaciones clientelares con las oligarquías locales descansaban sobre procesos de negociación y conflicto. Cuando el campesinado no encontraba beneficiosas aquellas prebendas que los caciques concedían para mantener su posición local (por ejemplo, en Castilla-La Mancha las influencias para declarar a mozos exentos del odiado servicio militar, según explica el historiador Óscar Bascuñán) podía surgir el conflicto, y una de sus caracterizaciones fueron los motines antifiscales, como el de Los Navalmorales de 1908.
Este motín hay que ponerlo, pues, en el contexto de otros similares en su tiempo y su región, la mayoría ocasionados por el cobro del impuesto de consumos. En Tomelloso, en 1876 la multitud asaltó el ayuntamiento y se batió en fuego cruzado con los recaudadores, muriendo tres de los amotinados; en Ontur, un año antes del motín de Los Navalmorales, la Guardia Civil había disparado, con el saldo de un muerto y seis heridos en el pueblo; otros se sucedieron a caballo del cambio de siglo en infinitud de pueblos de Castilla La Mancha (para una enumeración de los mismos recomiendo el capítulo de Bascuñán que cito en la bibliografía).
Unos años antes, en 1898, la prensa hablaba de una oleada de motines (en este caso por el precio de las subsistencias) que también tocó a Los Navalmorales con especial intensidad y alcanzó a otras poblaciones muy cercanas, como Navahermosa o San Martín de Pusa.
Terminé hace un rato de teletrabajar frente al ventilador y acabo de redactar esta nota sobre los apuntes que había recopilado en un Word en otro momento. Nos subimos a dar un paseo hasta la cima de a la Sierra Santo.
Bibliografía:
AÑOVER, Óscar Bascuñán. Caciquismo, cambio social y conflicto en la Restauración. Historia agraria de Castilla-La Mancha. Siglos XIX-XX, 2010, p. 208.
PRENSA:
El Imparcial, lunes 21 de diciembre de 1908
El Día de Madrid, lunes 21 de diciembre de 1908
La Correspondencia Militar, lunes 21 de diciembre de 1908
El País, martes 15 de diciembre