El 23-F tal y como lo dibujaron hace 30 años

A través de La Página 36 llego a un documento histórico (nunca mejor dicho), el número especial de El Víbora que el mismo 1981 dibujaron Max, Montesol, Martí, Gallardo, Pons, Pamies, Onliyú, Lolo, Mediavilla, Simónides, Rodolfo, Roger, Isa, Félix, Ops y Mariscal. La imagen de arriba es de Mediavilla.

Para descargarlo en formato .CBR (es el más común para tebeos en el ordena, si no te apetece buscar un visor simplemente descomprímelo dos veces, primero el ZIP y luego el .CBR, que no es más que otra compresión)

¡Indignaos! y los formatos para el panfleto

Leí hace unas fechas una versión que circulaba por ahí de ¡Indignaos! de Stéphane Hessel, un panfleto que llama a la movilización que ha sido un rotundo éxito, primero en Francia y casi simultáneamente en todo el planeta.

Hessel participó en la redacción de la Declaración universal de Derechos Humanos y tiene un historial vital de esos que parecen escritos para llegar a la gran pantalla. El librito, en su versión papel sólo tiene unas treinta páginas y se vende a 3 euros en francés. Muy acorde con lo que va a venir en las redes y que en Amazon ya están poniendo en práctica con Singles: textos cortos y baratos.

Personalmente el texto no me dijo demasiado, y entiendo que su principal virtud tiene que ver con el argumento de autoridad. En cualquier caso contiene verdades que conviene airear sin descanso y su circulación es una buena noticia. Ahora aparece la versión impresa en castellano prologada por José Luis San Pedro y lo primero que veo es que vale casi cinco euros, que se me antojan demasiados para un texto tan corto. Entiendo que hay gastos de edición que no decrecen con el número de páginas pero cabe preguntarse entonces si este es el formato adecuado para el panfleto político…porque de veras que esto se lee en unas cuantas paradas de metro, casi sin transbordo.

No es la velocidad, es la excepcionalidad

No tengo ni la menor idea sobre la incidencia real que en términos de consumo energético que puede tener la famosa bajada de velocidad máxima; tampoco atisbo a saber si el escenario internacional lo exige ni si detrás hay, como apuntan, una próxima campaña a favor de los coches eléctricos. Sólo tengo clara una sensación: el mensaje que se apuntala es del de la excepcionalidad, la creación de un clima en el que las decisiones anormales se justifiquen como normales porque la coyuntura lo precisa. Lo de los coches es lo de menos, personalmente creo que es una locura que cada familia española tenga un par de coches en el garaje, pero la sensación de intentar flotar sobre arenas movedizas no hay sociedad que la aguante.

Ni una cosa ni la otra

Una de las características que se me antojan más sanas de las revoluciones corrientes en el mundo árabe (porque están sucediendo, no por habituales) es que no sienten fascinación por el vecino occidental, como creo si sucedió en un escenario sobre los escombros del muro en las revoluciones de colores de Europa del Este. A ver si son capaces (y les dejan) de construir una nueva y mejor forma de vida democrática, sin el reflejo de la nuestra. Por pedir que no quede.

PPLeaks

Incansable está el Bassi, ahora nos sale con PPLeaks. La divulgación se hará con la metodología del maestro provocador: histrionismo, frases dichas con todas las letras y una pizca de demagogia de combate. Arde en deseos de ver si de esto sale algo.

Las viejas imprentas

“Nada que no sea ficción vende más de 500 unidades, de manera que el sistema de producción tradicional carece por completo de sentido”. Joaquín Rodriguez enumera las razones de por que la actual industria editorial está en un callejón sin salida y la única salida es la impresión a demanda. Yo creo que, siendo verdad esto en general, la vieja impresión – muy superior a la digital – tiene aún cabida en el siglo XXI: será la eliminación de intermediarios y la consagración del libro en papel como un objeto de valor afectivo lo que -en paralelo al consumo masivo de lectura en digital- las resituará en el mapa.

El escritorio como metáfora social

Una metáfora no tan absurda como podría parecer en principio.

No suelo mirar las estadísticas de las webs, es algo que me aburre bastante, pero hoy mirando las de Somos Malasaña me he fijado en una cosa: sólo un 30% de los usuarios entra con Internet Explorer (36,29 Firefox, como 18,5 Chrome, casi 12% Safari y luego otros que incluyen los de los móviles).

Recuerdo que hace poco, realmente poco ¿tres años? El dominio de Internet Explorer era tan absoluto que los usuarios menos expertos hablaban de “abrir Internet” cuando clickaban en la e azul del escritorio. Parecía una de aquellas batallas eternamente ganadas por Microsoft.

Miramos alrededor y vemos un montón de batallas de estas ¿monarquía? ¿bipartidismo? ¿Moubarak? –pensarían hace nada muchos egipcios. Cada cual que añada la que quiera. Mirando hoy las estadísticas me ha dado por sonreir y ser un poco más optimista. Nos quedan muchas torres por ver caer…así que pongámonos manos a la obra con la batalla.

No cambiarás los medios

Vivimos tiempos de autoritarismo contagioso. El foco está en el estado, se propaga por los medios de comunicación y prende en la ¿ciudadanía? ¿o la vía es otra? Igual da. En los últimos días hemos vivido el despido de Vigalondo de El País por hacer una parodia del holocausto (fuera del curro), ahora me llega también noticia de que no se emite un vídeoclip de Eric Fuentes en el que salen unos encapuchados tras una mesa.

No nos engañemos, los medios de comunicación son empresas privadas que –siempre de forma acorde con la legislación, eso sí- pueden elegir con quien cuentan, qué cuentan y cómo lo cuentan. Pero tiene una segunda parte, esto mismo tiene que ponernos en alerta de que precisamente porque son empresas privadas sujetas a unos intereses debemos alejarnos del mito del buen periodismo independiente. Es absurdo querer reformar los medios, sale más a cuenta darles la espalda.