El lujo de sentirse triste.

chica tristeEsta bitácora está poco habladora últimamente. La rabia social que tantas veces me ha hecho pasar por atropellado y verborreico ha dejado paso a la tristeza. Un escepticismo optimista te induce a luchar, sin embargo verte demasiado inmerso en la parte más epidérmica de la realidad, sin perspectiva para encontrar salidas alternativas, te sitúa encima un gran lastre de tristeza, y las únicas palabras que deja son «por qués» angustiados.

Uno no entiende como tanta gente hace de la devolución de unos papeles robados y utilizados para teñir de sangre la memoria y la biografía de tantas gentes una afrenta. Y de esa afrenta una causa. Uno no entiende como tantas gentes, vecinos míos (cómo sigo yo defendiendo que el aire de mi Madrid no es irrespirable), han hecho de una ampliación de derechos (sin menoscabo de ningún otro) una afrenta. Y de esa afrenta una causa.

Hoy que tanta gente ha vuelto a votar a Fraga en Galicia me permito el lujo de estar triste, pero sé que mañana, o quizá pasado, volveré a mi habitual rabia social (que no rabieta) porque soy un escéptico optimista incurable.

Mentiras convincentes. Por Julián Casanova.

Leo vía Almendrón un interesante artículo de Julio Casanova ( catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza) acerca de la tan traida y llevada revisión histórica de la guerra civil española que no es más que una vuelta a la vieja historia de la Cruzada que tantos años se estudió en las escuelas. Extraigo del artículo completo una interesante reflexión:

La propaganda, las técnicas agresivas de mercado y el poder de sus medios no explican, sin embargo, por sí solos el enorme éxito de público y de ventas que han tenido algunos de esos libros sobre los orígenes, mitos y crímenes de la Guerra Civil, un éxito nunca alcanzado por los historiadores profesionales. Lo que prueba ese éxito es que quedan todavía en España muchas personas agradecidas a Franco y a su dictadura, por su posición social, por sus creencias religiosas o compromisos ideológicos, por sus vínculos familiares con las víctimas de la violencia revolucionaria, que obtuvieron enormes beneficios, materiales y espirituales, de ese largo dominio y que, por supuesto, nunca sufrieron persecución alguna. Se habían acomodado ya a la democracia, habían
acomodado su memoria a los nuevos tiempos, y de repente, como si de una
nueva conspiración judeo-masónica se tratara, unos cuantos libros de historia sobre la violencia militar y falangista bendecida por la Iglesia católica, algunos documentales y la búsqueda de fosas comunes con los restos de los asesinados por el franquismo les han recordado su pasado y a los verdugos, que en paz estaban. Por eso quieren leer y escuchar la otra historia, la que ellos siempre habían conocido: que Franco y su dictadura resultaron beneficiosos para España, porque la libraron de algo mucho peor, la tiranía roja, y porque, al fin y al cabo, después del castigo normal por aquella guerra provocada por los republicanos, lo
que trajeron fue desarrollo, modernización, carreteras y pantanos.

Una soga, no un brazalete. Por Naomi Klein.

Vía Barrio del Carmen.

Gordon Brown tiene una nueva idea de cómo hacer que «la pobreza pase a la historia» a tiempo para la cumbre del G-8 en Escocia. Como Washington se ha negado hasta ahora a duplicar su ayuda a Africa para 2015, el canciller británico llama a «los ricos estados productores de petróleo» de Medio Oriente a llenar el hueco. «Instan a los acaudalados petroleros a salvar a Africa», reza el titular del Observer de Londres.

He aquí una idea mejor: en vez de usar la riqueza petrolera de Arabia Saudita para «salvar a Africa», ¿por qué no usar la riqueza petrolera africana para salvar a Africa…junto con su riqueza en gas, en diamantes, oro, platino, acero y carbón?

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Abandono del Patrimono de la Casa de Campo (Madrid).

A menudo las autoridades «olvidan» la protección del patrimonio histórico cultural. Más a menudo sucede esto cuando dicho patrimonio no está en el centro urbano y/o no es susceptible de pretensiones electoralistas. Este es el caso a mi parecer del Patrimonio de La Casa de Campo, no tiene estructuras espectaculares que explotar turísticamente, tiene al Zoo y el Parque de Atracciones y es probablemente «de facto» el mayor prostíbulo de Europa, según dicen. Es poco conocido que el recinto contiene elementos de valor histórico que debieran ser conservados, lo que no se está dando: valga como ejemplo una explotación agropecuaria de Isabel II única en su género que sirve ahora de campo de fútbol ¿no habrá otro sitio en la Casa de Campo para poner dos porterías?

En Ecologistas en Acción.

El lado opuesto del «que inventen ellos».

Básicamente en los medios se da por buena sin más la explicación de que franceses y holandeses han votado en virtud de cuestiones de política interior, castigando a sus gobiernos. Vamos que son gilipollas, no como los españoles. Se acusa a la clase obrera de conservadora pero es que hay derechos adquiridos durante siglos que hay que que conservar. No se trata de excluir a los nuevos europeos de esos derechos laborales y sociales sino de conseguir extenderlos, y lo que el texto a examen ( a evaluación, debate y voto allí, no como aquí) desprende no son aromas sociales precisamente, más bien parece querer segarnos las piernas de los derechos para igualar por abajo. Con un mayor debate quizá no hubiéramos asistido a los límites abstencionistas del referéndum español. Seguramente hubiera ganado igualmente el SI, porque aquí no estamos acostumbrados a desdecir a nuestros representantes en el Parlamento, pero al menos el resultado sería más legítimo en si mismo y no hubiera hecho falta legitimarlo a través de la maquinaria propagandística de los medios privados de opinión. Claro que por otra parte están los que hablan abiertamente en términos vergonzosamente indignos sobre “estar del lado de los vencedores” y no del lado de las convicciones, sean cuales estas sean.