Elia Kazan.

Ha muerto Elia Kazanjoglous, vulgo Kazan el dramaturgo, escritor, director de cine, vendedor de alfombras y delator de sus amigos del Partido Comunista durante el periodo McCarthista. Descubrió a la bestia apellidada Brandon, al silbido rubio que respondía por Jeans Dean, mató a disgustos con sus declaraciones ante la maldita comisión a Jonh Garfield, el portentoso actor de “El cartero siempre llama dos veces”…

America, America, Viva Zapata. Al este del Edén, Un tranvía llamado deseo, La ley del silencio (apología de la delación y obra maestra), Esplendor en la hierba…A un hombre no se le puede exigir ser un héroe, pero tampoco se puede justificar la villanía. Una persona que es o al menos ha sido un villano puede ser un genio, eso está claro leyendo su currículo, como está claro viendo las imágenes esculpidas por Riefenstahl, o leyendo los versos de Quevedo. En mi opinión se puede separar a la persona de la obra, y disfrutar de cuando la belleza (entendida como quiera entenderse) se materializa ahí delante, aunque su autor se vuelva humano al bajarse del escenario, como cantaba Enrique Urquijo.

Edward Said.

Me levanto, tarde y mal, con un catarro terrible y me topo con la noticia de la muerte de Edward Said. Joder, yo pensaba que no era tan mayor, 67 años según he averiguado al poco. Que jodida la trinchera del cáncer (leucemia en su caso, que enveneno su noble sangre). Se nos lleva un poquillo más de la esperanza de una situación de encuentro en Palestina, se aleja aún más el fin del genocidio (y después de que se acabe este, el fin de las pedradas palestinas). Guardemos un instante de grito rabioso, y después otro por cada víctima de los dóberman de Sharon. Descanse en paz.

Katharine Hepburn

EL PP aventaja en más de siete puntos al PSOE, hoy es la segunda votación a Simancas, el debate parlamentario con Aznar más tranquilo que nunca y muere Katharine Hepburn. No íbamos a hablar de minucias el día que bostezamos con esa noticia, la fiera de mi niña ya no está , ya no nos cuenta más historias de Filadelfia junto a Cary Grant. Sarcástica, fuerte, poderosa, imponente, simpática, dominante, radiante, genial, fulgurante, bella, feroz…Uno escribe esto con una pausa sobrecogida en la mirada, triste como ese diálogo de la diosa mundana con Spencer en Adivina quien viene esta noche, ese prodigio en el que ambos, ella y ese sublime borracho, sabían que aquello era una despedida. Pero, por asquerosamente tópico que parezca, nos quedan sus películas y la sonrisa de imaginarse Humphrey perdido con ella en África, o tarareando aquella cancioncilla junto a Cary.