Tantos recuerdos

Yo confieso que no había pensado en Mari Trini en muchos años. Yo confieso sin embargo que ver su foto la otra mañana en un obituario del periódico de la mañana en el metro me ha sumido en una sensación de tristeza profundamente melancólica. Recuerdo de pequeño a mi madre cantando canciones de Mari Trini, a ella le gustaba mucho y no paraba de repetir lo injustamente olvidada que había sido esa mujer (aunque en aquellos ochenta aún tenía cierta presencia mediática su figura parecía más un producto de gala de fiesta que de gran dama de la música pop de inspiración francesa que era). A mi de pequeño había dos mujeres entonces poco valoradas que me gustaban especialmente del panteón de los gustos de mi madre: Cecilia y Mari Trini. Me parecían diferentes, únicas, y a pesar de ser un niño sus composiciones me parecían tremendamente emocionantes y literariamente bellas. Hoy, escuchando en internet las viejas canciones de Mari Trini vuelvo a regodearme en las sensaciones morriñosas de la infancia. Me gusta recordar a mi madre cantando, ahora lo hace poco.

Su voz ruje, sus textos rascan su garganta y se estampan en tus entrañas. Una gran señora.

Conmemoraciones a la carta

Hay aniversarios que se celebran con interesada algarabía política, otros sin embargo pasan de largo por los renglones de la agenda pública de los estamentos oficiales y los mass media. Por ejemplo, este año hemos sufrido en febrero una inexplicable fiebre de series y referencias a la monarquía a cuento del 23 F. a pesar de que se cumplía la nada redonda cifra de veintiocho años. Nada se ha hablado sin embargo de un aniversario de número mucho más lucido: este año se cumplen treinta años desde que las cortes franquistas nombran al borbón como sucesor de Franco y este jurara las Leyes Fundamentales del Reino y los principios del Movimiento Nacional.

También este año se cumplen 400 años (¿a más ceros más redondez para la cifra?) del bando de expulsión de los moriscos. Episodios de limpieza étnica pioneros en la Europa moderna en nuestras tierras que preferimos no ya conmemorar sino tan siquiera recordar. Por favor leed el artículo de Juan Goytisolo al respecto. Es imprescindible.

Bitch, de Miguel Ángel Martín

Acabo de terminar de leer Bitch de Miguel Ángel Martín. El comix dibuja las aventuras de una chiquilla graffitera que vive en una nave ocupada en un ambiente de música electrónica underground, jóvenes aniglobis, Hip- Hop reivindicativo… La acción transcurre en un futuro reciente que evidencia el totalitarismo creciente de las democracias occidentales actuales, con actuaciones policiales extremas que no salen en los telediarios y la guerra contra el terror como banda sonora. Los temas que se tratan son de lo más actuales: el racismo, el fascismo de nuevo cuño, los chavales antisistema provenientes de clases acomodadas, las drogas de diseño…

La historia está compuesta por breves que salieron hace años en el Víbora pero que forman una unidad perfecta. Los personajes (pocos) están bien construidos y me gusta mucho su ambivalencia, todos tienen prejuicios, ninguno es bueno del todo, salvo quizá la prota Bitch, y hasta ella es capaz de no querer ver más allá de sus narices por amor.

Un comix de veras interesante.

Publicidad contextual odiosa

La publicidad de Google es muy pacata para algunas cosas, salvo que se la cuelen no se pueden ver anuncios de juego o contenido sexual. Ya podrían ser también escrupulosos con empresas de hijos de putas como las del anuncio que os muestro más arriba

No se perderán la letras

A estas alturas todos sabréis que la edición online de ADN (un medio independiente hasta ahora y bastante más interesante que le versión en papel) desaparece. Con él podrían desaparecer también un montón de horas de trabajo de la redacción de ADN. Un buen puñado de buenos artículos. Parece que en previsión los periodistas están poco a poco sacándolos de allí. Aquí tenéis por ejemplo algunos de los mejores artículos de un buen amigo, Diego Casado.

Publi pacata

La publicidad está repleta de planteamientos abiertamente sexuales, de manera más o menos evidente (a veces bastante) se nos bombardea contínuamente con feromonas catódicas para vendernos lo que sea a sabiendas de que los seres humanos somos sexos con patas. Pero resulta que si el anuncio es de una asociación contra el maltrato animal el sexo está mal. Es pecado.

El anuncio de arriba es de PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) ha sido censurado por la NBC aduciendo su excesiva carga sexual, se dice que:

«Una joven que se toca el pecho mientras come brócoli», «otra que se roza unos espárragos contra el pecho», «el frotamiento de la región pélvica con una calabaza»

Ya no nos extraña nada

Publico sin Escolar

Supongo que ya habéis visto que han relevado a Nacho Escolar de la dirección de Público y han puesto a un hombre Prisa en su lugar. En fin yo he sido bastante crítico con Público por ciertas tibiezas y alguna salida de tono amarillista en las formas, pero hay que reconocer que en él se encuentra temas y tratamientos desconocidos en la prensa nacional (su posicionamiento en el conflicto Palestino – Israelí es casi activista y yo lo agradezco, en lo de Grecia, la inclusión de noticias sobre Cultura Libre, Ciencia, una sección de Historia, etc) también tiene un puñado de firmas interesantes.

A cambio, es cierto, demasiado fútbol, mucho colorín para mi gusto y un exceso de celo en la defensa de su grupo empresarial y la televisión hermana. Bueno, no vamos a caernos de un guindo a estas alturas, la prensa profesional es un negocio, sólo cabe pedirle cierto grado de dignidad y transparencia.

Oye, que un nombre no hace una cabecera”. Por supuesto que no, pero la intención de este proceso parece más bien clara. Por cierto ¿es verdad que ahora la Sexta se puede ver en Digital plus?

¿Puedo copiármelo en la biblio?

El otro día presencié en una biblioteca pública como el guardia de seguridad le decía a un usuario que estaba grabando películas de vídeo en su portátil que no se podía hacer eso en la biblioteca porque era ilegal, que en todo caso las sacara en préstamo y lo hiciera allí (lo cual desde luego no sería una recomendación muy sabia en el caso de que dcha práctica resultara ser realmente ilegal). El usuario le respondió que tenía derecho en virtud del derecho de copia privada. Por supuesto el usuario de la biblioteca tuvo que irse con su portátil y su mosqueo a otra parte porque el empleado público no dio su brazo a torcer.

Me quedé pensativo porque en ese momento no tenía yo muy claro si el derecho de copia privada se aplicaba sólo en documentos adquiridos y si se podía hacer extensible a documentos prestados por una institución.

Mirando más tarde el Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual (con las distintas modificaciones incluidas en él) y concretamente el artículo que regula la copia privada en España que se encuentra en Capítulo II del Título III del Libro I sobre «Los límites a los Derechos de Autor», creo que cuanto menos el señor tenía razón. En él se dice que:

“2. No necesita autorización del autor la reproducción, en cualquier soporte, de obras ya divulgadas cuando se lleve a cabo por una persona física para su uso privado a partir de obras a las que haya accedido legalmente y la copia obtenida no sea objeto de una utilización colectiva ni lucrativa, sin perjuicio de la compensación equitativa prevista en el artículo 25, que deberá tener en cuenta si se aplican a tales obras las medidas a las que se refiere el artículo 161. Quedan excluidas de lo dispuesto en este apartado las bases de datos electrónicas y, en aplicación del artículo 99.a), los programas de ordenador.”

El punto clave es que no se dice aquí que tenga que haber comprado el documento sino que es “a partir de obras a las que haya accedido legalmente”. Él al comprar su ordenador ha pagado ya un canon, es una persona física, y no podemos desde luego presuponer que lo hace con ánimo de lucro o para una exhibición pública. Tampoco hay una norma bibliotecaria del centro – al menos por escrito – que enmiende la ley, y el uso de música o películas con cascos sin que estos estén en préstamo está permitido y es habitual en la misma.

Una vez más me reafirmo en que sólo a lomos del procomún podemos conducirnos por los nuevos paisajes que poblamos, y aprovechar los resquicios que una legislación que regula a la contra del viento de los tiempos es ya una necesidad.
* Este post ha aparecido antes en Intrópicos que aquí