Mea culpa.

A menudo en mi vida he sido poco sensible con los temas de la
ecología, siempre con retranca irónica ante los que en mi opinión
olvidaban al ser humano «por las plantitas y los animalitos». A
menudo he sido un poco cretino con estas cosas en el pasado. Las
inquietudes y sensibilidades de cada cual tienen que ver con una
cultura personal, con unas circunstancias y afinidades muy concretas,
pero eso no debe llevarnos a hacer de menos las inquietudes
prioritarias de los demás. Cada vez veo más necesaria una explotación
racional de la tierra y una mayor sensibilización ecologista. Este
comentario me ha surgido esta mañana por la visión espantosa de unos
cazadores de delfines en Japón. La estampa del agua ensangrentada
de estos animales desangrándose lentamente arponeados de veras que
me ha revuelto las tripas y la conciencia.

Finales felices.

Me encuentro en un momento en el que me apetecen los finales felices en las películas. En otros momentos de mi vida no ha sido así pero estoy en esas del cine como evasión, como la protagonista de La Rosa Púrpura del Cairo. En los tiempos de la depresión del 29 los cines se llenaban de hordas de gente con la esperanza desheredada, y proliferaban las películas de aventuras tipo King-Kong, de colores limpios que permitían escapar a la carrera de la suciedad y los tonos grises del piso real.

Lo de la peli de ayer fue de coña.Normalmente no he votado por considerar que expresaba así mi disconformidad con el sistema pero en esta ocasión acudí, como decía un compañera de una lista de correo, tapándome la nariz, y voté por IU, pero mi festejo hubiera sido porque perdiera el PP no porque ganara el PSOE, algo que debe tener
que ver con mi condición de seguidor del Atlético de Madrid.

Asistí alucinado a la maniobra evidente del recuento manejado y pensé
en principio que el asunto sólo tenía que ver con la condición de
malas personas de Carlos Mayor Oreja y sus compañeros, no le
encontraba otra explicación. De repente el guión se clarificaba en su
parte final, era Ruiz Gallardón quien salía a dar las noticias
definitivas del escrutinio casi definitivo, conexión directa con
Telemadrid, en la parte de abajo de la pantalla no paraba de pasar
sobreimpresa la última información, aún adversa para el PP, las
banderas de España ya están ondeando eufóricas en Génova (a pesar de
que con un 92% escrutado siguen por detrás de la coalición PSOE-IU).
Ya estaba era evidente, todo estaba orquestado para la mayor gloria
del inmenso ego del hasta ahora alcalde-presidente, que daría la
noticia (no sin un preámbulo de incertidumbre y falsa modestia). El
final del guión era demasiado evidente y yo estaba jodido, no porque quisiera que ganara Simancas sino por la sensación de recochineo de estos tíos, que nos van a gobernar cuatro años más ¡también a los millones de personas de los que se han recochineado ayer noche con toda la mala fe del mundo! Que final más desasosegante, incluso si no hubiera ido a votar, este mal guión me habría agriado la noche, que panda de hijos de puta nos gobiernan.

Agua.

La canalización del agua está en el origen de las primeras civilizaciones entre el Tigres y el Eúfrates. Ahora, algunos miles de años después, en los núcleos de decisión y de definición dogmática del capitalismo (en el FMI, en el Foro Social de Florencia, en la OMC…) se habla de la privatización del agua para una mejor administración “hachedososa”. Es desde luego muy, muy lógico desde el punto de vista capitalista. Los bienes de aprovechamiento común se han ido progresivamente concentrando en un puñado de manos, así sucedió con los terrenos “de propios y comunes” de etapas preindustriales. Muy lógico también desde el punto de vista capitalista por el “modus operandi”:hacer un bien abundante escaso y cuando se convierte en valioso comerciar con él. De esta manera las mismas manos que han ensuciado y sobrexplotado las aguas son las que, en nombre de una gestión más eficaz que la pública, se enriquecerán. Siempre sucede igual. He leído que grandes empresas transnacionales, como Coca-Cola o Nestlé, se han lanzado a la compra de manantiales de agua en países tercermundistas. La guerra no ha hecho más que empezar, que tiemblen los gaznates de los de siempre.

Terrorismo.

Luke Sky Wallker, Axterix en sus devastadoras incursiones a la capital del Imperio, el Empecinado, Agustina de Aragón, la resistencia terrestre de “V”… Son todos ellos considerados terroristas por la Roma de Julio Cesar, el imperio galáctico de Pálpatin, la Francia napoleónica o una civilización entera que a nosotros se nos asemejan a lagartos en nuestro humano provincianismo. Sin embargo son considerados héroes por muchos de nosotros desde otra perspectiva. Para mi el terrorismo en su significado más inmediato y evidente de “aquello que causa terror” está hoy más que nunca evidenciado en el poder, y por no poner ejemplos que podrían ser tildados de demagógicos o de irse por los cerros de Úbeda por algunos (estoy pensando en la siniestralidad laboral, en los fantasmas del Estrecho…) señalaremos el caso de una serie de gobiernos asesinos en una guerra muy reciente (no en una galaxia muy, muy lejana). Algunos hablan en Irak de terrorismo (lo hacen en inglés, español, polaco, ucranio…) otros hablan de resistencia y guerra de liberación nacional. Igualito que en Francia en el 43 pero sin boinas ladeadas.

Zapateros radicales.

No es algo nuevo lo del “Zapatero radical”. Son muchas las fuentes que desde muy antiguo describen a los miembros de esta profesión como intelectuales agitadores de la plebe. En las etapas preindustriales existen numerosos ejemplos de zapateros herejes y hasta ateos, las listas de detenidos Sans culottes, enrouges, anarquistas después y demás elementos subversivos y antisistema muestran unos porcentajes sorprendentes de miembros de este antiguo oficio. Lo que no llegamos a entender del todo son las causas de ello, el porque abundan de entre los remendones los hombres letrados y oradores que durante siglos movieron a las masas. Lo único que parece claro es que las causas hay que buscarlas en las peculiaridades y tradiciones de su estructura gremial, pero aún no se tiene ninguna explicación satisfactoria de sus razones últimas y más profundas.
Se ha hablado de cómo por manejar el cuero se situaban en las ferias y mercados junto a los encuadernadores; de cómo por su poca exigencia física se reservaba a hombres lisiados o débiles, que quizá tuvieran que ejercitar habilidades ajenas a las hercúleas; se ha especulado también con la confianza que podían suscitar entre las gentes: el molinero podía engañar con las medidas, el remendón no con unos zapatos; se han buscado también las causas en las peculiaridades de su trabajo, que les permitiría hablar e intercambiar las experiencias de sus frecuentes viajes a la vez que clavaban suelas… En mi opinión son sólo especulaciones y estas u otras características no son lo suficientemente exclusivas del gremio como para explicarlo.

Con el siglo XIX perdemos el rastro, salvo residualmente, del oficio en los listados de los trabajos más incómodos para las instancias de arriba. Los sindicatos más fuertes son ya en los tiempos de las industrias pesadas otros, y mineros o ferroviarios levantarían con más protagonismo sus puños. Curiosamente los partidos socialdemócratas apenas contaron nunca con su participación (su característica principal, de entre diversos matices ideológicos y a lo largo de distintos periodos siempre fue el radicalismo), sin embargo algunos nos quieren hacer ver que los herederos de su memoria vía onomástica representan las fauces rojas que han de comernos. Los apellidos no son inocentes, Zapatero en castellano o Shuster (zapatero en alemán) algo indicarán, pero creo que más en el caso del ex futbolista por aquello de la tradición culta y mandar a las masas que en el caso del político de las cejas “spockianas”. Si los acusadores del PP y sus aliados mediáticos tuvieran un poco de cultura histórica no reconocerían en los Zapateros de hoy el radicalismo que alguna vez representaron con nobleza.

Madrid.

Para algunas gentes es un deporte nacional el odio al madrileño. Yo vivo aquí y a fe que en algunas ocasiones lo comprendo, no pocas veces también me apetece escupir el Madrid de las banderas gigantes, el de los negocios y la gomina, el Madrid de señoritos en confesión y el del engreimiento del “de Madrid al cielo”. Sin embargo ese no es el único Madrid que conozco y hay otras muchas ciudades en esta en las que si me siento a gusto (y que son tan Madrid como las otras). Hablo de los “Madriles” de la gente del pueblo (será que aquí no hay barrios obreros a lo mejor…), de los peleones de Tirso de Molina, de los chavales del parque de mi barrio que empiezan a escuchar los grupos que yo escuché hace mucho, de la ciudad que sigue riendo por las noches(cada vez nos dejan menos nuestros mayores y políticos)…

Una ciudad la forman sus gentes y en una con tantos millones de habitantes caben muchas ciudades, sólo hay que saber buscarlas, y no quedarse en la tramoya de la Castellana un día de partido. La identidad construida a base de cruce de caminos es tan enriquecedora como la que más, una cultura en continuo movimiento es una cultura viva, y que nadie entienda esto como un ataque al resto de identidades, que aunque esto venga de un madrileño no tiene ninguna vocación de preeminencia.

Postmodernismo antiterrorista.

Hace ya años que el postmodernismo se puso de moda, situando bajo duda los dictados absolutos de la razón, y parece que ahora, nuestro presi Aznar se apunta al carro. Ha sostenido en una cumbre internacional contra el terrorismo que no hay que analizar las causas de los actos terroristas sino sólo los efectos. Nunca han importado las relaciones causa-efecto y los recovecos originarios de los procesos para la administración Aznar, sólo la grandilocuencia escénica y la mano dura policial. Aznar se pasa por los cojones, de la mano de su hermano mayor de Norteamérica, la motivación de causas universalmente reconocidas como justas (pongamos como ejemplo la guerra de independencia de Estados Unidos) y todo el pensamiento político, incluso el de cariz liberal sobre el derecho de los pueblos a luchar contra un gobierno tiránico. Comprendo perfectamente que él tiene en la memoria la lucha antifranquista como algo ilegítimo, fruto de un puñado de alborotadores barbudos. No lo dudo ni un instante, ni se me ocurriría preguntarme sobre su opinión acerca de la causa palestina, pero entonces ¿qué pasa con la Revolución Francesa?

Sangrados.

El precio de la vivienda triplica al de los salarios en los últimos quince años y es cinco veces más alto desde 1.998. España es el país de la UE en que más se ha encarecido la vivienda y sin embargo es en el que más se construye: esto no parece muy acorde con las reglas de la competencia .Tenía razón ayer Ramoncín cuando decía en Telemadrid que no había que preocuparse de lo caro que estuviera un CD sino el pan o la vivienda ¡será cabrón! El cultureta paniagüado este no dejará nunca de sorprendernos. Los precios suben para equipararse a los de nuestros vecinos europeos, pero no nuestros sueldos, como tampoco nuestros porcentajes sobre el PIB en educación, sanidad, vivienda, investigación… En definitiva, como decía un amigo: “con la boca llena de pelos, el culo ensangrentado y cincuenta céntimos en la mano diciendo: me han engañado…”

«Todos los moritos son lo mismo».

Esa es la sensación que produce nuestra ignorancia occidental del mundo árabe, eso es lo que parecen decir todos los actos de nuestros gobernantes, sus acusaciones de ser “amigos de Bin Laden” a cualquier célula antisistema de cualquier país, etnia o facción religiosa del mundo árabe; sin ir más lejos a eso huelen las acusaciones a un grupo de personas “con elementos para fabricar napalm casero”(¡como el 100 % de los hogares!) e incluso a eso rezuma la reciente acusación al periodista de AL Jazira Taysir Alony.

Nuestro engreimiento de Primer Mundo intocable nos impide ver más allá de nuestras narices y trascender de un simplismo ridículo. Para más inri esto en manos de personas de mala fe resulta peligrosamente canallesco ¿o no tiene nada que ver esto con las críticas (en España algo más que insuficientes) a los gobiernos del “eje del bien”? Garzón es un funcionario agradecido.

Tabaco.

Van a poner imágenes de enfermos de cáncer en las cajetillas de tabaco. Hacen el camino contrario: primero han incluido las esquelas y ahora el sufrimiento de aquellas gentes de cuyo fallecimiento dieron buena cuenta(hasta para eso cobran impuestos, y de lujo).¿Para cuando cartelones en los coches? ¿Y en las fábricas?¿Y en los petit suises?¿Y en los pelillos de los plátanos?(aseguran que son cancerígenos)¿Y en el careto desgradable de algún vecino que no saluda en la escalera?¿Y en el careto aún más desagradable de ciertos políticos que nos joden la vida y de los que no pienso decir el nombre?¿Y…?